Rasgos estilísticos vanguardistas del Romancero gitano de García Lorca


La crítica señala que uno de los rasgos que rompe con la tradición del romancero tradicional en Lorca es el hermetismo, consecuencia de una apertura a lo irracional que fascinaba a los vanguardistas pero que sin duda dificultaba la comunicación. En este aspecto, el Romancero gitano sí nos ofrece numerosos ejemplos; muy a menudo las imágenes que utiliza Lorca no admiten una aclaración racional. En esto se separa de la tradición del romancero, que jamás había experimentado con versos oscuros. Pero este hermetismo no es total y varía según los poemas. Podemos comprender el sentido general de cada romance, pero muchas imágenes son complejas.

Otros rasgos que se vinculan a la vanguardia son el antirrealismo y el antirromanticismo. Hay que reconocer que en el Romancero gitano no se elude la realidad andaluza, aunque no se puede considerar plenamente realista, dado el significado simbólico que tienen muchos de los elementos citados. En cuanto al antirromanticismo, característica según la cual el propio yo lírico desaparece de los textos, tampoco lo vemos demostrarse en este poemario, que hace de la primera persona un recurso presente en la obra.

El surrealismo, por su parte,  incorpora elementos del subconsciente, el mundo de los sueños y del inconsciente. Se ha señalado que Lorca ha escrito el romancero surrealista, porque en su obra el interés por lo onírico se manifiesta incluso explícitamente en un título como “Romance sonámbulo”. También es muy propia de este movimiento la audacia metafórica, algo que demostró Debicki. No se puede hablar, en cambio, del automatismo ni de la fragmentación propios del surrealismo .

 En el  Romancero abundan las imágenes innovadoras:
  • desplazamientos calificativos: (“yunques ahumados sus pechos, /gimen canciones redondas”)
  • símiles:(“La iglesia gruñe a lo lejos / como un oso panza arriba)
  •  metáforas: (“Las piquetas de los gallos/ cavan buscando la aurora”; “Lloras zumo de limón”; “trescientas rosas morenas / lleva tu pechera blanca”; “su luna de pergamino /Preciosa tocando viene”; algunas muy atrevidas, en las que se pone en relación un término real y uno imaginario muy alejados, “La luz juega al ajedrez/ alto de la celosía” en la que se identifica el enrejado de la ventana del convento con un tablero de ajedrez, a lo que se une la personificación de la luz; algunas tienen forma de aposición: “bronce y sueño, los gitanos”)
  •  símbolos: (“El toro de la reyerta /se sube por las paredes”; hipérboles, personificaciones (“en las tejas de pizarra / el viento furioso muerde”); sinestesias (“rumores calientes”; “viento verde”; “el agrio verde”)... (Vid. Símbolos)
  • Algunas metáforas recuerdan las greguerías de Gómez de la Serna ("la media luna soñaba / un éxtasis de cigüeña"), otras el barroquismo de Góngora ("Los densos bueyes del agua /embisten a los muchachos /que se bañan en las lunas /de sus cuernos ondulados"). En otras destaca su carácter surrealista por su dificultad  (como en los versos del “Romance sonámbulo”: ¡Dejadme subir! Dejadme / hasta las verdes barandas. / Barandales de la luna / por donde retumba el agua).
  •  Hermetismo de  imágenes por  influencia de gongorina. Los más herméticos son el "Romance sonámbulo" (que ha dado lugar a múltiples interpretaciones) y los tres romances dedicados a los arcángeles.